A Coruña
Luz, Piedra, Mar y Cristal...
He aquí la ciudad Cabeza, guarda y llave del reino de Galicia. Nació de un puerto y un faro...Y fue llamada Brigantia, Tierra o Condado de Faro, Crunia... Hoy, A Coruña, sigue siendo el faro que alumbra en la noche al navegante, y la ciudad-faro que marca a sus iguales la ruta hacia el futuro.
Llegamos a la ciudad de A Coruña por su primer acceso natural, la Ponte da Pasaxe, para descubrirla o redescubrirla... Para vivir, por un tiempo, su moderno y a la vez secular atractivo.
Estamos, por cierto, muy cerca de la Ponte do Burgo, por la que pasaba el más antiguo camino real hacia A Coruña.
Otros puntos hay, ciertamente, para acceder a esta Ciudad, pero lo hacemos por la vía que, procedente de Madrid o de Lugo, entra en A Coruña por la Ponte da Pasaxe... El continuo fluir de los vehículos nos anuncia lo que luego vamos a encontrar: La ciudad moderna, de amplias vías, concentración de gentes industriosas, trabajadoras, pero ciudad también de descanso, de turismo, de cultura, que ha logrado ese casi imposible equilibrio de la variedad, del señorío, de la armonía entre el pasado y el presente.
Al final de la Ponte da Pasaxe, dos opciones: el antiguo acceso, bordeando la costa... o la nueva avenida de Alfonso Molina, que nos conducirá directamente al centro de A Coruña.
Un alto en el camino nos permitirá divisar parcialmente la ciudad que nos aguarda... Y allá, a lo lejos, la silueta de la Torre de Hércules nos recuerda su papel de guía y símbolo. Preside la ciudad en su extremo mas septentrional, y es la señora de la noche en el mar coruñés.
E
ntramos en la gran ciudad del noroeste gallego: Un cuarto de millón de habitantes, veinte siglos de historia, y un lugar de privilegio entre la 
tierra y el mar.
A Coruña, antaño casi isla,es hoy península urbana en cada uno de cuyos rincones se respira actividad, vida...
Empezamos a recorrerla, precisamente, en el entronque de las dos vías de acceso... Y aquí encontranos ya su puerto, una de sus razones de ser y, cronológicamente, sin duda la primera.
Su hoy puerto petrolero, de mercancías, pesca o deportes náuticos, era ya importante hace dos mil años cuando a él llegó Julio Cesar al frente de su armada... Despertó la codicia de los normandos...
De aquí salió Carlos I hacia Alemania y el Imperio...
De él salió la Armada Invencible a luchar contra Inglaterra y los temporales... 
El puerto de A Coruña es hoy hervidero de actividad, fuente de riqueza, y garantía de conexión de la Ciudad con todas las ciudades portuarias del mundo.
Muy cerca de donde nos encontramos, en el Parque de Santa Margarita, está la instalación que simboliza perfectamente lo que A Coruña puede ofrecer en el aspecto cultural: su Casa de las Ciencias, iniciativa del Ayuntamiento coruñés, la segunda de España. Sus modélicas instalaciones ponen al alcance de los visitantes, especialmente de los niños, el gran mundo que nos rodea, desde el entorno natural - rural o urbano - hasta los confines del cosmos.
En Riazor, se halla un importante complejo deportivo, que refuerza la tradición en este campo de la Ciudad de A Coruña.
Nuestra meta final será la ciudad histórica, las huellas del paso del tiempo...
Recorremos, en tanto, modernas vías, calles comerciales, que nos llevan a los centros vitales de la nueva urbe, o nos conducen a las dos playas que A Coruña tiene en pleno casco urbano: Riazor y Orzán, cada verano, se pueblan de millares de bañistas, que disfrutan del mar y del sol con un entorno urbano que permite conjugar las comodidades y el descanso en libertad.
En A Coruña existen modernísimas superficies comerciales que polarizan la atención de los compradores coruñeses a foráneos, pero también perviven las calles comerciales de siempre, con tradición de siglos... Ya respondan al nombre de San Andrés o Riego de agua... Rúa Nueva a Calle Real ... Calles gastronómicas por excelencia, como Olmos o La estrella, donde el chateo es un arte, o un rito...
Y paseos como Los Cantones, o la zona comercial de El Obelisco... o el abigarrado conjunto de Los Porches... Aquí estaba el barrio de La Pescadería, donde los coruñeses dieron batalla al ejército inglés en 1589, en defensa de su ciudad.
Frente a Los Cantones, La Rosaleda, Jardines de Méndez Núñez (con el recuerdo en piedra y bronce a gallegos ilustres) ... el noble edificio de La Terraza, hoy moderno centro de la comunicación, y el Quiosco Alfonso, actualmente sala de arte del Ayuntaniento coruñés, ambos con sabor decimonónico y bellísima presencia.
Más de 100 años después, suena fresca y viva la voz de Curros Enríquez en homenaje a esta ciudad :
Ouh, meiga cibdá da Coruña,
cibdá que por sobre os mares
érgue-la cabeza altiva,
cal onte nas túas murallas
o brazo de María Pita:
¿Qué tés nese teu recinto
qué tés prós que te visitan
que coñecerte non poden
sin que deixarte non sintan?.
Como un paso intermedio entre el presente y el pasado, las Galerías de A Coruña.
Aunque para Doña Emilia Pardo Bazán eran como grilleras, y aún parecidas a panteones, fueron llamadas por los coruñeses Quitapesares... Y para Torrente Ballester, era como una cura de ausencia, y cada año necesitaba contemplarlas al menos una vez. Merecieron para A Coruña el sobrenombre de La Ciudad de Cristal.
Datan de comienzos del siglo XIX y sintetizaron el trabajo artesanal de los carpinteros constructores de barcos con el de la nueva industria del vidrio que por entonces nacía en el Orzán.
A su indudable valor práctico de regulación de temperatura al dejar pasar el sol, y actuar como cámara amortiguadora de los rigores invernales, unen su excepcional valor estético y son un auténtico símbolo coruñés.
Casi en la ciudad vieja, la geometría urbana encuentra su perfección en la Plaza de María Pita. En tres de sus lados, las casas - cada una sobre tres arcos - muestran balcones, balconcillos y galería, en progresión ascendente.
Preside esta plaza el Palacio Municipal, obra de comienzos del siglo XX.
En su salón de sesiones, estan representados los hechos más destacados de la historia o la leyenda de la Ciudad.
Entramos en lo que se denomina la Ciudad Vieja, o La Ciudad. Atrás queda A Coruña moderna, cosmopolita, de nuestro tiempo... Entramos en la ciudad histórica.
Y para el primer contacto, el símbolo de la ciudad-faro, la Torre de Hércules, desde donde la tradición quiere que Breogán divisase, en una clara mañana, la verde tierra de Irlanda.
Aquí fue el comienzo... La leyenda quiere que los semidioses Hércules y Gerión luchasen a muerte, siendo Hércules vencedor y el cadaver de Gerión enterrado bajo los cimientos de esta torre. La historia confirma que el faro fue erigido en el siglo II, quizás bajo el reinado de Trajano... Que fue vital para la navegación desde entonces... Que en el siglo XV, los Irmandiños destruyeron su escalera exterior y que en tiempos de Carlos III fue dotada la estructura romana del recubrimiento exterior que hoy podemos admirar. Desde comienzos del siglo XVI, figura en el escudo de la ciudad.
En su base, dos placas recuerdan los momentos más importantes de su historia. La más moderna, alusiva a la reconstrucción dirigida por el arquitecto Eustaquio Giannini, y la más antigua a su erección hace quizás 1700 años por el arquitecto lusitano de Coimbra, Cayo Servio Lupo, que la dedicó al Dios Marte.
Es el único faro romano del mundo que sigue en servicio en la actualidad. Tiene 105 metros de alto, y desde su mirador, allá arriba, se divisa una amplia panorámica de A Coruña, y se avista la grandiosidad del Atlántico.
Otro singular punto de referencia histórica es el castro de Elviña, al otro extremo de la ciudad. Alli se dio una importante batalla en la Guerra de la Independencia... Alli se efectuaron importantísimos hallazgos de las épocas castreña y romana de A Coruña.
Volvemos a la Ciudad Vieja para recorrer sus calles más nobles, que tienen nombre de Zapatería, Herrería, Tabernas, Panaderas... Y visitamos uno a uno sus principales monumentos.
Como nuestro punto de destino será el Castelo de San Antón, comenzamos por el punto más alejado de la ciudad hasta llegar a él.
En la calle Panaderas, Convento de Capuchinas, fundado en el siglo XVII, con iglesia del XVIII, que se cree es de Casas y Novoa, el autor de la fachada del Obradoiro, de la Catedral de Santiago. En su fachada, imagen de la Virgen de las Maravillas, a cuya devoción existió antes una capilla en esta lugar.
Museo de Bellas Artes, que ocupa el edificio del antiguo Real Consulado Marítimo, del siglo XVIII. En su pinacoteca, destacan los pintores románticos gallegos : Ovidio Murguía, Parada Justel, los Hermanos Brocos... Es notable su riqueza cerámica y numismática.
Es también biblioteca pública y sede de la Real Academia de Bellas Artes.
La iglesia de San Nicolás, es barroca, del siglo XVIII, con fachada del XIX. De una sola nave, con capillas laterales, contiene el camarín de la Virgen de los Dolores, de gran devoción en A Coruña.
Muy cerca está la iglesia de San Jorge, barroca, de comienzos del siglo XVII, proyectada por Domingo de Andrade. Fue de los Jesuítas: luego, de los Agustinos. Y, tras la exclaustración, en el antiguo convento (hoy desaparecido) se instaló el Ayuntamiento, y en la iglesia la parroquial de San Jorge.
En calle Tabernas, Real Academia Gallega, en edificio del siglo XVIII, en el que vivió Doña Emilia Pardo Bazán. Alberga, asimismo, el Museo dedicado a la gran escritora del siglo XIX español.
La Iglesia de Santiago es románica, del siglo XII, pero con influencias ojivales por numerosas reformas y reconstrucciones posteriores, debidas especialmente a los varios incendios sufridos.
Es la iglesia más antigua de A Coruña. En el siglo XIV, se reunía en su atrio el Concejo de la ciudad, convocado por su campana. Parece ser que en una de sus torres, se guardaba la pólvora para la defensa de la Ciudad. Su advocación a Santiago viene originada por su dedicación a la atención de peregrinos que llegaban por mar hacia la ciudad del Apostol.
He aquí la antigua iglesia del Gremio de los Mareantes, construída en la segunda mitad del siglo XII. Fue parroqulal en el siglo XIII, y Colegiata a mediados del XV. Ningún hombre del mar volvía a su casa sin antes pasar por esta iglesia... En la actualidad, tiene planta 
basilical de tres naves, aunque se supone que el trazado primitivo era de una sola. El ábside es su parte más antigua.
Frente a ella, la casa natal de D. José Cordine, de estilo barroco, la más bella de A Coruña, según Otero Pedrayo.
Por la Calle Santa María, se llega a la Plazuela y Convento de Santa Bárbara. El convento fue erigido en el siglo XV en el lugar que ocupaba una ermita dedicada a esta santa, si bien el actual edificio corresponde a los siglos XVII y XVIII. Hoy convento de Clarisas, tiene en la fachada un relieve que representa el Juicio Final. Convento, crucero, plazuela y casas, forman un bello conjunto, declarado de interés histórico-artístico.
A finales del siglo XIII, se sabe existía ya el convento e iglesia de Santo Domingo. También en él se reunió el Concejo coruñés para asuntos de transcendencia, en los siglos XIV y XV.
Destruído a finales del XVI, durante la invasión de Drake, fue reconstruído en el solar de la antigua Fábrica de Moneda - ya dentro de las murallas de la ciudad - en el siglo XVII, con posteriores reedificaciones.
En la iglesia, barroca, la Capilla de la Virgen del Rosario, patrona de A Coruña. Aquí se efectúa, desde hace 400 años, la función solemne del Voto de la Ciudad. Su torre, es la más alta de la ciudad vieja.
Volvemos a las inmediaciones de la iglesia de Santiago... Junto a su ábside, Plaza de La Harina, con su Fuente del Deseo.
E inmediata, Plaza de la Constitución, escenario de tantos hechos de la historia coruñesa. En ella, edificio de la Capitanía General y Antigua Audiencia de Galicia, del siglo XVIII, que conserva en su fachada el escudo real.
El Convento de San Francisco fue fundado. posiblemente, en el siglo XIII, si bien hasta el XV no hay noticia de su iglesia. Aquí reunió Cortes Carlos I. . . Se supone que aquí fue donde confirió los poderes al cardenal Adriano... Aquí se alojó Felipe II. Por estar fuera de murallas, fue incendiado durante el asedio de Drake, para evitar su utilización por el enemigo... En la actualidad, solo se conserva parte de la fachada, y su torre de campanas, que lo es ahora de la iglesia de la Orden Tercera, construida en el siglo XVIII.
Antes de entrar en el Jardín de San Carlos, nos acercamos a las llamadas Puertas del Mar. En la muralla del siglo XIV, se abren estas puertas, de los siglos XVI y XVII, que dan frente a la bahía, y se extienden a lo largo del paseo del Parrote. Por ellas entró la historia, durante siglos,en la ciudad de A Coruña.
San Carlos, baluarte convertido en jardín. En su centro, sepulcro granítico, entre cañones clavados en tierra. Aquí descansa su sueño eterno Sir Jhon Moore, general Inglés que luchó contra los franceses en la llamada Guerra de la Independencia.
El 16 de enero de 1809 se dio en Elviña una gran batalla. Aquel mismo día, resultó mortalmente herido el general, y su sangre regó esta tierra herida por mil batallas.
Hoy, San Carlos es lugar de sosiego porque es - dijo Otero Pedrayo - lugar presidido por la muerte y la poesía. Rosalía de Castro buscó y halló poesía en la tumba de Jhon Moore.
Desde el balcón de San Carlos, comprobamos que es verdad lo que dijo Cunqueiro:
Desde cualquier lugar de A Coruña, se pueden ver los pies del viento brillar a lo largo del mar.
San Carlos y San Antón, fueron puntos imprescindibles para la defensa de A Coruña. Y el fuego cruzado entre ambos hizo inexpugnable este acceso.
Vamos a San Antón para mejor acercarnos a la historia de esta ciudad, moderna y vetusta a la vez. En su interior, se guarda memoria de los hechos que forjaron paso a paso una ciudad.
En tiempos isla con capilla dedicada a San Antón, transformada en castillo a fines del siglo XVI, y unida hoy a tierra firme, la vieja fortaleza guarda en su interior la historia coruñesa desde sus albores.
Los más lejanos tiempos del ayer coruñés, están reflejados en el interior de la planta baja: Puñales, alabardas, espadas, hachas de la edad de Bronce... Mazas, ídolos, puntas de flecha, hallados en dólmenes de la Edad del Cobre... Son testimonios vitales del entorno coruñés de hace varios miles de años.
El tesoro del Castro de Elviña, cuencos, torques... están situados en los antiguos aposentos de la guarnición de este castillo ... La nuestra corresponde al amplísimo período del siglo VIII antes de Cristo hasta la dominación romana.
También en la planta baja, hallazgos castreños en tierras coruñesas... del siglo VI antes de Cristo hasta la 
romanización, corresponden a excavaciones efectuadas en los castros de Meirás y Elviña... Alboreaba la historia.
Roma marcó fuertemente la vida de esta tierra, y a ella nos conducen las más antiguas referencias escritas: aras y lápidas encontradas en el subsuelo de la ciudad vieja, restos romanos bajo la iglesia de Santiago o en la necrópolis de la Calle Real; ánforas rescatadas de la bahía... Ya entonces A Coruña, vieja Brigantia, era un 
puerto-ciudad con un faro alumbrando hacia lo desconocido.
Después de Roma, los suevos, los visigodos... Todos buscando un Finisterre.
La Edad Media, está reflejada en el patio abierto del Museo, con esculturas, emblemas heráldicos, sarcófagos... de finales del siglo XVI es el primer escudo 
conocido de A Coruña, labrado en piedra, procedente de la Puerta de la Torre de Arriba. También de finales del XVI es la estructura primera de esta fortaleza, cuyo algibe era de los más fuertes y capaces de España... su actual destino viene a ser el de pozo de los deseos de los visitantes.
De los siglos XVII a XIX es el conjunto de las salas y objetos que se encuentran en la planta superior del Museo... Hallamos aquí huellas de las creencias religiosas (Capilla de la Virgen del Rosario y sacristía); de las ideas políticas - en la planta baja - con el recuerdo al liberal Díaz Porlier... de A Coruña y el mar... de las luchas guerreras que tienen su máxima expresión en la batalla de Elviña, en la ya mencionada Guerra de la Independencia... o de la vida reposada de la nobleza o burguesía coruñesa de estos siglos.
Y desde San Antón, de nuevo, la Ciudad de María Pita y Pardo Bazán; de Murguía y de María Casares; de Picasso y de Madariaga ...
A Coruña... Cunqueiro dijo que esta ciudad está hecha con luz, con piedra y con cristal ... Y también con mar y con viento.
Es el fruto de una lucha del hombre contra los elementos, contra el invasor, contra sí mismo, pero teniendo a su favor la fuerza de la vida. Y de su triunfo, queda aquí constancia
A Coruña, es vida. La fuerza de la vida hecha piedra y cristal, luz mar y viento.
